FELICIDAD, UNA DECISIÓN PERSONAL.

Sin duda, las personas queremos lo mejor para nuestros seres más queridos, por esto es que siempre quisiéramos poderlos proteger de situaciones nada agradables que pasan, evitarles sufrimientos, separaciones, desvelos, dolores, enfermedades, todo aquello que les pudiera afectar en su ánimo y ganas de vivir, creyendo erróneamente que de esa forma van a ser felices. No pensamos que todos y cada uno de esos eventos – que son parte de la vida- son necesarios para crecer como persona, adquirir la madurez que se promueve mediante la reflexión de las experiencias vividas, para valorar lo que realmente es importante y aprender así a ser felices… Porque a ser feliz, ¡se aprende!

El ser humano está compuesto por cuerpo y espíritu y, aunque están totalmente unidas para formar a un ser único e irrepetible que es cada persona, entre ellas existe una gran diferencia de objetivos. Mientras que para mantener un cuerpo sano es necesario ocuparse de satisfacer las necesidades fisiológicas, para fortalecer el espíritu se requiere de una profunda reflexión personal con la finalidad de saber qué es necesario hacer para promover esa paz interior para el desarrollo del ser humano como persona.

Es por esto que la persona necesita satisfacer las necesidades básicas del cuerpo como es el comer, beber, dormir para asegurar la sobrevivencia, sin embargo, es posible darse cuenta de que hay diferentes formas de satisfacerlas, de ahí que se procure que la comida tenga una buena apariencia así como un buen sabor, que lo que se beba se disfrute, que los olores sean agradables, no da lo mismo dormir en una cama suave con almohadas que sobre la tierra húmeda, fría y dura, entre otros posibles ejemplos… Para el cuerpo, a causa de su naturaleza material, al satisfacer sus necesidades lo que le importa es la comodidad, lo placentero, en pocas palabras procura lograr su bienestar individual.

No obstante, la parte espiritual de la persona busca cosas más profundas; el espíritu tiende y pretende dirigir sus pensamientos y acciones hacia lo bello, lo bueno, lo verdadero, lo trascendente, esto es, hacia el bien-ser. La felicidad está directamente relacionada con esta vida interior del hombre, es por esto que, cuánto más plena sea la dimensión de vida interior más oportunidades encontrará de ser feliz.

Sin duda es mucho más fácil lograr sentir placer que felicidad, de ahí la continua búsqueda del éxito en la actualidad, ya que con ello se puede comprar una buena comida, una cama cómoda, un excelente vino, el último modelo de coche entre otras cosas; todo esto promueve el bienestar de la persona y con ello un sentimiento que en ocasiones se confunde con la felicidad, sin embargo, con el tiempo, la persona sentirá un vacío que pretenderá llenar con más “cosas” cayendo en un círculo materialista sin lograr encontrar lo que busca.

La vida interior, el fortalecimiento del espíritu solamente se logra trabajando la persona en si misma, es fácil decirlo pero ¿Cómo hacerlo? ¿Qué se requiere para trabajar en uno mismo, para fortalecer el espíritu? La respuesta está en aprender a amar!

Así es, así de facil, pero también de complicado ya que pocas personas saben realmente amar. Amar es darse, entregarse, querer lo mejor para los demás, estar dispuesto a “dejar ir” aunque duela, siempre con la finalidad de que el otro pueda lograr su máximo desarrollo personal. Paradójicamente, contrario a lo que se piensa, la persona entre más se da a los demás más crece como tal y más feliz es.

La felicidad está directamente relacionada con el amor que vive la persona.  Por lo que si te planteas la pregunta: ¿Qué tan feliz soy? Podrás obtener tu respuesta al comprender que “Serás tan feliz como has decidido amar” – a ti y a todo lo que te rodea, ambiente, criaturas, semejantes, y si eres creyente, a Dios…

¿Quieres ser feliz? Aprende a amar…

Miriam Ceballos

myriam_ceballos@hotmail.com

Para profundizar puedes plantearte y responder por escrito preguntas que te ayuden a definir con claridad tu «Visión» de la vida:

¿Cuáles son los principios de fondo que pretendo poner como base de mi vida?

¿Cómo podría definir la “opción fundamental” para mi vida? Puedes utilizar tus propias palabras o utilizar expresiones de otras personas u organizaciones.

Somos Buhay te ofrece el taller  “Felicidad, una decisión personal” y otros recursos para apoyar estos procesos en tu vida personal y familiar.

FUENTES CONSULTADAS.

ADEFA. Papá, mamá, ¡enséñame a vivir! Editorial VBM. México.        

Bucay, J.  El camino de la felicidad. Editorial Océano. México.

Bucay, J.  Las tres preguntas. Editorial Océano. México.

Díaz, C. (1995). Vocabulario de formación social. EDIM Ediciones. Valencia, España.

ENLACE. A.C. Orientación Familiar para Maestros. Mod. 23Felicidad y dolor en la familia. Editorial Trillas, México.

Flores, F. (1994). La felicidad en el matrimonio. Una conquista de cada día. Ediciones Populares. México

Frankl, Viktor. (2001)  El Hombre en Busca de Sentido. Vigésima Primer Edición. Herder. España

Loma.  Apuntes de Orientación Familiar. Editorial Herder. España.

Matthews, A. (2004). La felicidad al minuto. Editorial Santillana. México.

Matthews, A. (2002). Por favor sea feliz. Editorial Selector. (37 reimpresión). México

Powell, J. (1994) La felicidad es una tarea interior. Editorial Diana (5ta reimpresión 2015). México.

Ramírez, D. (2000). ¿Felicidad dónde estás?. McGraw Hill. México.

Ricard, M. (2005). En defensa de la felicidad. Ediciones Urano. México.


2 respuestas a “FELICIDAD, UNA DECISIÓN PERSONAL.

  1. Resulta interesante desde la perspectiva etimológica el sentido de la palabra amor: a-mortis, sin muerte. Una negación a la muerte que se traduce en trascendencia, es decir en la superación de las limitantes espacio-temporales a las que inexpugnablemente estamos sometidos cómo individuos dotados de materia y forma. Siguiendo la tónica del artículo, podríamos suponer que la conditio sine qua non de amar es tener una disposición de darse al otro, una predisposición ex-tática, a salir de sí mismo para brindarse sensatamente al Otro.
    Saludos cordiales Miriam.

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