TENTACIONES EN EL CAMINO: Integrando todo lo que me ha sucedido en la vida…
Las presentes líneas quieren ser una ayuda para responder de manera positiva a la pregunta que inicialmente estaba en el título de este texto: ¿Qué hacer con los momentos negativos o “difíciles” de mi vida? Leer la propia historia lejos de ser un tormento, puede convertirse en un ejercicio gratificante y constructivo. Hago la aclaración que estas páginas nacieron en un contexto de crecimiento integral con un enfoque religioso, lo cual no le quita valor, pero lo ubica en un ámbito específico. Puede ser aplicado por analogía a una lectura de la historia en general. Espero pueda ser de utilidad para quien quiere vivir una vida plena.
¿Qué hacer con los momentos “negativos” de mi vida? Hay varias tentaciones que pueden surgir a lo largo del camino.
La primera tentación es la de pretender dividir la propia vida en hechos buenos y malos (una especie de maniqueísmo o dualismo que separa todo en dos bloques). En los hechos positivos podríamos reconocer fácilmente la vida (y para el creyente la presencia de Dios) y en los segundos su ausencia o la presencia de algo o alguien que impidió que la vida floreciera. Si caemos en esta tentación dividiremos nuestra vida en colores, y habrá páginas azules, rojas, blancas, negras, pero sin ningún orden. Sin tener entre ellas una ilación. Y podremos platicar, según la ocasión de acontecimientos positivos, buenos, y de hechos negativos, pero mientras que los primeros los recordaremos con gusto, los segundos llegarán a nuestra mente con remordimiento, vergüenza o temor.
La segunda tentación, seguida por muchos, es la de pretender olvidar lo que ha sido la propia vida, sobre todo los hechos negativos: “borrón y cuenta nueva”, “abro un nuevo capítulo en mi vida y todo lo pasado se olvida”. Y hay quien pretende hacerlo y lo logra por tres, treinta o setenta años. Pero es pretender tapar una herida que no ha sanado o, vista en relación con los hechos positivos es tirar al niño junto con el agua sucia es decir al olvidar los hechos negativos, olvidaré igualmente los positivos pues van entrelazados unos con otros. Podemos ignorar que la fuerza interna que se ejerce en una olla de presión algún día la hará explotar… así que no nos queda más remedio, o le quitamos el fuego para que no se siga calentando o en fin de cuentas tomamos la situación en mano para utilizar esta presión para algo positivo.
La tercera tentación es la de querer realizar este camino solos. Los demás no tienen porque meterse en mi vida, no tienen porque enterarse de lo que he vivido pues los logros son míos, y mis pecados o errores los conozco sólo yo. Es la tentación de quien quiere enfrentarse al desierto de manera aislada, porque puede ser que en este aislamiento estemos dejando fuera a quien efectivamente nos puede ayudar. Quien se aísla, ciertamente fracasará en su empeño y no será capaz de tener éxito en su empresa. En la historia el Pueblo de Israel, antes de entrar en la Tierra Prometida, uno de cada tribu es enviado a explorar la tierra y miembros de todas las tribus son los que rechazan la oferta de entrar a ese paraíso maravilloso. Ciertamente ponerse a combatir contra los gigantes, dueños de esas tierras, sin el apoyo de todo un ejército es suicida e insensato. (Cf. Num 13-14) } De la misma manera querer hacer una fiesta solo cuando tenemos un logro tiene un significado diferente a disfrutar en compañía.
Cuarta tentación: ser selectivos y pretender solamente tomar en mano aquello que no me molesta, aquello que puede resultar agradable en mi vida. No podemos permitirnos caer en esta tentación so pena de dejar enterrados tesoros preciosos, perlas finísimas en las que, detrás de caparazones aparentemente feos podemos encontrar la verdadera riqueza de nuestra vida. Es la tentación de quien quiere mantener las apariencias, de quien no sabe qué hacer con determinadas situaciones o personas. Aún en medio de la basura, podemos empezar a ver el brillo de un espejo, en otras palabras, las peores situaciones pueden esconder grandes tesoros.
Quinta tentación: detenerse y regresar ante las dificultades añorando las cebollas de Egipto (Nm 11,4-6). Miedo de combatir las batallas que la vida nos va presentando, tentación de ignorar lo que tenemos. Es la tentación del conformismo y del irse simple y sencillamente “a la buena de Dios”, “a lo que vaya saliendo”, “a ver como nos va”.
Sexta tentación o consecuencia: bloquearse psicológicamente. Como Amanda de un Rincón de Veracruz o tantas personas que viven encerradas en su mundo, en un autismo traumático, personas que quedaron “traumadas” ante una dificultad insuperable, particularmente en situaciones de la vida afectiva y que son determinantes, como el matrimonio que no se celebró, una infidelidad o un accidente que marcó mi físico… Amanda era una muchacha (nombre cambiado) que a sus veintisiete años vivía en un “autismo traumático” al serle negada la posibilidad de ver y posiblemente casarse con un muchacho. Al ofrecerle un poco de ternura, Amanda dio signos de poder salir de su situación, a pesar de que habían pasado más de siete años del momento traumático inicial. Es la experiencia de muchos que viven “amuinados” por un coraje o un desprecio y que no logran salir de sí mismos y volver a enfrentar el mundo o la sociedad.
Si no todo en nuestra vida es positivo o negativo, ciertamente todos tenemos una historia, y todos hemos crecido en medio de circunstancias que han facilitado o impedido nuestro desarrollo. Una familia, amigos, padre, superiores… que necesariamente han contribuido a forjarnos un carácter, nos han llevado a reaccionar de una manera o de otra ante los demás… y eso no lo podemos ignorar.
Lo que afirma el subcomandante Marcos de los pueblos, ciertamente se puede aplicar también a las personas: “Un pueblo sin pasado no puede tener futuro”. Una persona sin pasado al no poder mirar hacia atrás, no podrá igualmente mirar hacia adelante. Y así otro autor: “La historia es cuestión de supervivencia: si no tuviéramos pasado estaríamos desproveídos de la impresión que define a nuestro ser”. (Ket Burns)
¿Y a los demás, que les interesa? ¿Y a éste qué le importa de mi vida? Si ya estoy tranquilo/a, ¿porqué vienen a incomodarme con estas cosas? Porque la puesta en juego es grande, es enorme, como habíamos dicho anteriormente. Se trata ni más ni menos de encontrarle el sentido a mi vida, de integrar los hechos aislados y tomarlos en mano para identificar la vida presente en estos hechos. Para no seguir construyendo sobre bases falsas, ni pretender construir castillos en el aire. Nuevamente, se trata de “entender la película de nuestra vida”.
¿Cómo iniciar? Querer leer, querer reconocer esta presencia de la vida (de Dios para el creyente) es la condición, el presupuesto personal indispensable para una lectura retrospectiva de la vida. La integración de todo lo que ha sucedido en la propia vida como parte de un itinerario de vida, de una “Historia Personal Positiva” es la meta, pero es también el camino.
Nada es a la fuerza y menos estas cosas. Estar dispuestos a abrir las llagas y sanar las heridas del corazón es el primer e indispensable paso, es decir, perdonar, reconciliarse. De otra manera estaríamos hablando de una auténtica violación de la conciencia, que en mi experiencia personal no conduce a nada, o al límite a abrir una llaga más en la historia de una persona al sentirse ultrajada en lo más íntimo.
Una palabra de ánimo para todos los que inician este camino con libertad, pues he visto que quien se pone a caminar con decisión verá recompensados sus esfuerzos.
En el taller de Educación Positiva que ofrecemos en Somos Buhay, incluimos esta dimensión de crecimiento personal.
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