LA JUSTA MEDIDA

Universidad Nacional Autónoma de México. Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (Ensayo conclusivo del curso: Filosofía y Religión de Asia, Tradición y representaciones contemporáneas. Presentado por: Gerardo Antonio Díaz Jiménez. 7 de mayo de 2020). © Derechos Reservados 2020. Se permite el uso sin fines de lucro citando las referencias. gerantoniodiaz@gmail.com

“La Justa Medida”[1]

Introducción

El ser humano necesita un proceso de humanización para poder desarrollarse. De manera específica, sólo puede “humanizarse” en la relación con otras personas (Leontiev) y de ahí va recibiendo y elaborando una cosmovisión, un “Mapa de Interpretación de la Cultura” que puede ser implícito o explícito. En cada cultura se encuentran valores, actitudes y acciones que rigen la vida de una persona a nivel existencial y conceptual. De diferente manera o grado el modelo cultural determina también los procesos personales y sociales y el ideal de vida personal o social.

En relación con la cultura lo que nos ocupa en este ensayo es la pregunta: ¿Qué puede constituirse como meta para una persona en relación con aspectos de la vida que desde diferentes perspectivas se consideran importantes tales como el tener, el poder, el placer; el deber, el saber; el actuar, o el ser en cuanto elementos presentes en la vida de las personas y las sociedades? Estas unidades de análisis pueden ser vistas en relación con el comportamiento, con la parte vivencial o en la definición de la propia individualidad o ubicación en el universo.

Estas unidades de análisis surgen de la experiencia de vida y las encontraremos expresadas de manera implícita o explícita en las mismas filosofías o religiones y constituyen puntos de referencia para la conceptualización de la cultura en general y de las culturas en lo particular.

¿Se puede hablar de una “justa medida” en relación con las unidades de análisis mencionadas? Es decir, ¿Cuánto “poder”, “tener”, “placer”? ¿Cómo se ubican algunas de las filosofías o religiones orientales frente al “deber”, el “saber” y el “actuar”? ¿Qué indicaciones podemos tener para definir el “ser” al acercarse a estas filosofías/religiones?

Al iniciar esta búsqueda desde una perspectiva occidental, la percepción inicial fue la de ubicarla en términos cuantitativos como “mucho” o “poco” pero pronto resultó evidente que es sumamente importante incluir dimensiones cualitativas para acercarnos a estas unidades de análisis incluyendo perspectivas conceptuales y vivenciales.

El limitado espacio de este ensayo apenas permite delinear los cuestionamientos que se suscitan en la doctrina fundante del cristianismo, del hinduismo y budismo, estas últimas como religiones/filosofías dhármicas. Más que encontrar respuestas, se espera que con esto cumplir el objetivo puesto para concluir el curso ofrecido en el PUEAA sobre filosofía y religión en Asia además de posiblemente encontrar pistas de crecimiento personal y social.

El esquema que se seguirá en este escrito es:

En primer lugar (1.0) reconocer la importancia de ubicarse frente al fenómeno de la cultura con base en esquemas interpretativos que permitan acercarse a las diferentes maneras de pensar y actuar con base en puntos de referencia claros;

Posteriormente (2.0) se presentan elementos para entender la ubicación de las 3 “culturas”, filosofías o religiones propuestas en relación con las unidades de análisis sugeridas iniciando con una presentación somera de la manera en la que se estas se abordan en “Oriente” y en “Occidente” (2.1) para pasar al sentido que se atribuye a estos “términos” en sus respectivas cosmovisiones (2.2).

Y finalmente (3.0) esbozar algunas conclusiones o propuestas sobre el análisis realizado para acercarse al significado y sentido que dichas unidades de análisis pueden tener en relación con la vida de las personas y la sociedad para identificar elementos del “Mapa de Interpretación de la Cultura”[2] que cada filosofía religión postula.

Resulta casi evidente que plantearse preguntas de este tipo tiene un gran significado existencial y un gran impacto para los sujetos en lo particular y para la colectividad a nivel de la familia, organizaciones sociales o políticas y para la misma sociedad en general pues finalmente de las convicciones implícitas o explícitas se define y articula la propia existencia y se conforma una sociedad.

1.0 La cultura: fenómeno humano paradigmático

Frente la cultura, una realidad tan compleja inseparablemente unida a la experiencia humana, surge la pregunta desde qué posición y con qué perspectiva se puede estudiar y entender.

De hecho la cultura es objeto de análisis de varias disciplinas y tan solo enumerar las ramas de la ciencia o disciplinas que la estudian requeriría un considerable espacio.

Aun cuando constantemente se busca conocer la naturaleza del hombre, se llega a la conclusión de que “no existe naturaleza humana independiente de la cultura” (Geertz, 1994, p. 55), ya que el hombre se vio obligado a valerse cada vez más de signos, símbolos para expresarse y mejorar su existencia biológica, psicológica y social, completándose por medio de la cultura; lo que el hombre llega a desarrollarse lo logra a través de los esquemas culturales en los que se encuentre.

Es lícito afirmar que la cultura abarca todas las áreas de la vida humana. Giménez (2007, 35) “…podemos seguir sosteniendo el carácter ubicuo y totalizador de la cultura: ésta se encuentra ‘en todas las manifestaciones de la vida individual y colectiva´” por lo que al acercarnos a una cultura, finalmente nos estamos acercando a la identidad, con todas las implicaciones que este concepto tiene para este autor.

Pero estos no son procesos individuales, sino que el proceso de formación del lenguaje, del pensamiento y en última instancia de una cultura depende, de manera total -al menos en sus inicios- de la interacción social. La “Ley Genética del Desarrollo de la Personalidad” de Vygotzky (2015) plantea un proceso dialéctico entre los procesos interpsíquicos que preceden a los procesos intrapsíquicos. Piénsese en la situación de los niños ferales en los que se confirma la postura que sin interacción social no hay “humanización”, entendida en este contexto como el proceso de asimilación (transmisión-recepción) de una cultura. (Leontiev)

Si la cultura es lo que humaniza al hombre, éste término es al mismo tiempo un elemento que está presente en todas las culturas, pero es también específico de un determinado tiempo y lugar.

Lo que constituye el entramado cultural no es algo genérico como “la cultura”, sino una cultura en lo particular y el “capital cultural” que la integra.

O en las palabras de Bourdieu y en una afirmación positiva:

Toda mi empresa científica se inspira en efecto en la convicción de que no se puede asir la lógica más profunda del mundo social sino a condición de sumergirse en la particularidad de una realidad empírica, históricamente situada y fechada, pero para construirla como un “caso particular de lo posible” […] se trata de asir lo invariante, la estructura, en cada una de las variantes observadas (1997, p.25)

Dicho de manera general, las unidades de análisis propuestas hacen referencia a la “invariante cultural” que Bourdieu menciona pues todas las culturas, incluyendo las dimensiones filosóficas/religiosas hablan de tener, poder, placer; deber, saber; actuar, o del ser que definen las particularidades de las culturas.

Así pues al mismo tiempo que la cultura abarca toda la experiencia humana, la vivencia y transmisión de la cultura se realizan de manera que quedan ubicadas en un determinado tiempo y lugar y con características que la hacen al mismo tiempo que única, común.

Lo común y universal de la cultura se concretiza en múltiples tradiciones, lenguas, que incluyen lo cotidiano y la fiesta, lo sagrado y lo profano, y en fin de cuentas todo lo que constituye en concreto una cultura. (Cf. Giménez,2005 p. 150)

2. Las filosofías o religiones frente a las unidades de análisis propuestas

2.1 Oriente y Occidente

A pesar de que las 3 religiones/filosofías propuestas son “orientales”, se toma como punto de referencia a “occidente”, porque es el contexto en el que se da esta reflexión y porque estas cosmovisiones se relacionan con occidente de varias maneras, el cristianismo desde hace casi 2,000 años y el hinduismo y budismo de manera creciente. Se considera al Hinduismo y Budismo en cuanto pertenecientes a la familia dhármica aunque su hubiera deseado también incluir al taoísmo por la afinidad de las temáticas propuestas.

Se toma como “oriente” a la parte de Asia que va desde Palestina hasta los límites del continente asiático en el Océano Pacífico y “occidente” como Europa, Norteamérica y las partes de Latinoamérica que se perciben fuertemente influenciadas por dicho paradigma.

No es necesaria una comprobación para identificar en la mentalidad occidental una tendencia hacia el exceso como meta. El capitalismo como sistema económico propone indudablemente la acumulación de “capital” (tener) entendido como bienes de producción, materiales (dinero); el estilo de diversión que se propone a nivel general es el de una “diversión sin límite” y el modelo de adquisición y administración de poder parece no tener límite, inclusive un límite en el control puede ser signo de debilidad. Baste un ejemplo del ámbito laboral en relación con el “ciclo completo de motivación” (Peña, pag. 12) que se propone para los colaboradores en una empresa que incluye estímulos, esfuerzos, para satisfacer deseos de recompensa… (Citado de Valderrama).

En occidente frecuentemente la medida es el exceso y a quien no entra en este patrón de comportamiento se le considera mediocre y conformista; la definición de “éxito” o “realización” va más en la línea de lo cuantitativo más que de lo cualitativo aunque no son categorías que se excluyan totalmente.

¿Y en “oriente”?

2.2 Las unidades de análisis en el cristianismo, hinduismo y budismo

Ninguna de estas filosofías/religiones puede considerarse como un bloque ni desde la perspectiva de la doctrina, de autores ni en su desarrollo histórico. En este escrito se delimitará el ámbito de la temática propuesta.

¿Qué encontramos en textos y prácticas de las filosofías estudiadas en relación con las unidades de análisis mencionadas? De una visión general parece ser que el anhelar, el deseo, el deber e inclusive la misma “búsqueda” son aspectos que deberían ser evitados, indicando una perspectiva de sentido diferente a lo que se propone en Occidente sea a nivel cuantitativo como cualitativo.

2.2.1 En la literatura original cristiana. Particularmente en los evangelios sinópticos encontramos textos muy claros.

Al presentar las tres “tentaciones” que Jesús sintió antes de iniciar su misión y que simbólicamente constituyen los obstáculos que se encuentran en la vida, en Mateo 4,1-11 los textos hacen referencia al placer (de comer el pan después de 40 días de ayuno), del poder (de actuar contra la naturaleza y ser salvado de morir de la caída del pináculo del tempo) y del tener (la dominación de todos los reinos de la tierra ofrecida por el Tentador).Las tres tentaciones son superadas y la misión de Jesús puede dar inicio.

En otros textos, la confianza, el vivir “día a día” es un signo de acercamiento al modelo del Maestro más que una limitación. Baste citarla oración del “Padre Nuestro” (Cf Mt 6, 9-13) en la que se pide “el pan de cada día”; la enseñanza continúa poniendo como modelo paradigmático a los pájaros del bosque que no siembran ni tienen graneros; no hilan y se visten con mayor esplendor que Salomón (Cf. Mt 6,24-34). En ningún texto de los evangelios se alaba o se propone el “exceso” desde ningún ángulo aunque al seguidor se le pide radicalidad y entrega total pues “No se puede servir a Dios y a Mammon” (Mt 6,24).

2.2.2 En las enseñanzas de Siddharta Gautama. Particularmente en las Cuatro Nobles Verdades y el Óctuple Sendero.

Siddharta Gautama inició su búsqueda precisamente frente a la experiencia de Dukkha, que es el “sufrimiento” o la angustia que se experimenta ante el dolor, la enfermedad, la muerte, proceso que lo llevó a dejar su vida privilegiada y que finalmente lo llevaría a la iluminación, a la liberación que paradójicamente se obtiene en la ausencia de deseo.

En el árbol del Bodhi, la noche de su iluminación Siddharta Gautama experimentó las tres tentaciones que Mara envió para impedir que finalmente llegara a la iluminación:

“Las tentaciones de Mara representan los tres grados de emancipación por los que debe pasar el ser humano antes de la liberación: del deber, del deseo sensual y de la protección irracional de sí mismo y del miedo”. (Díaz F., p. 156)

En estas enseñanzas se afirma explícitamente que el camino para la liberación es la ausencia misma del deseo; ni mucho ni poco, simplemente eliminarlo para eliminar con ello el sufrimiento.

Se propone una “vía media” que incluye elementos de carácter ontológico (Cf. Gómez) o más específicamente morales que se concretizan en los términos expresados en el “Óctuple Sendero”. “Se menciona que hay que alejarse del gusto por los placeres y el gusto por el dolor. Esta vía media de carácter moral, que se equipara en ocasiones al óctuple sendero,conduce al nirvana” (García, pag 1).

El mismo Sakiamuni postula el rechazo de las posiciones extremas de la indulgencia en los placeres y la automortificación, proponiendo un ascetismo moderado. La “rectitud” propuesta en estos 8 pasos supera el concepto cuantitativo y plantea itinerarios que involucran los diferentes aspectos de la vida humana. A la par que del deseo, hace referencia a la liberación del mismo deber.

2.2.3 En la tradición hinduista. Aunque no se pueda hablar de una unidad doctrinal, moral, en el hinduismo se pueden identificar algunos aspectos que nos sirven de referencia.

En las Upaniṣads antiguas la liberación del ciclo de reencarnaciones (samsara) se logra a través de conocimiento de la realidad última llamada brahmán. Y ese conocimiento que permite la liberación (moksa) “es posible porque hay una parte del brahman que reside en cada individuo: se trata del ātman, término sánscrito frecuentemente traducido como “alma” (…) que en el hinduismo el ātman no es esencialmente diferente del brahmán.” (Luján p. 31-32)  Y entonces, continúa el autor este “conocimiento es realmente un “autorreconocimiento”, la revelación de que el ser que nos constituye a cada uno de nosotros no es más que una parte de la esencia universal.” (Lujan, pag 33).

Y por lo tanto las éticas hindúes son sensibles al contexto. El dharma que podríamos entender como “ley” o “deber moral” o “deber religioso” estará íntimamente ligado al sujeto que tendrá que vivir su existencia precisamente en su posición en el universo. Y ahí el poder se define en una relación de “liderazgo de función protectora” y el goce del placer sexual (kāma) no solo es consentido o tolerado, sino en conjunto con el cumplimento de los deberes de la vida en las varias etapas (artha) son esenciales y no ocuparse de ellos representaría una grave falta (Cf. Lujan, pag. 35).

En ningún caso estas normativas pueden ser consideradas universales, sino que dependerán de la situación particular de cada individuo y de las circunstancias que lo rodean a diferencia de la pretensión de éticas (occidentales) que proponen normas de comportamiento universales (Cf. Lujan, pag. 36)

3.0 A manera de conclusión

Al cerrar este ensayo sin repetir cuanto se ha dicho, se espera haber dado pistas de respuesta a la pregunta inicial sobre lo que puede proponerse a una persona como meta en relación con las unidades de análisis propuestas.

La relación del ser humano consigo mismo, con el otro, con “el mundo” y con la trascendencia pueden ser considerados como puntos de referencia de un “Mapa de Interpretación de la Cultura” que es también marco de referencia personal y social. Y como cada cultura parte desde su propio enfoque, lo que más puede ayudar al experto y al profano es entender el “sentido” que los términos tienen en su propia cosmovisión (Cf. Vygotzky, 313).

No hay una respuesta única a lo que significa “justa medida” y cada respuesta tiene sus consecuencias.

Para el “occidental”, el exceso lo está llevando a un consumismo desenfrenado, a una vida frenética en la búsqueda de “sus metas” y a un egoísmo irracional y auto-destructivo.

Para el oriental parece ser que un término que expresa la búsqueda y la cesación de la misma es la “armonía” consigo mismo, con el otro, con el mundo y con la trascendencia. Lejos del conformismo o de esquemas cuantitativos, se proponen metas que nacen del sujeto, pasan por él y se integran de varias maneras en realidades superiores totalizantes que incluyen con varios matices una dimensión social e incluso religiosa que hablan precisamente de armonía, de equilibrio.

Las varias maneras en la que las culturas se ubican frente a estas “invariantes culturales”, provocan cuestionamientos al modelo de desarrollo actual pues aunque fuera posible que una persona tuviera “todo” (ideal occidental imposible), eso significaría que alguien o muchos se quedarían sin lo necesario, inclusive sin lo esencial. El egoísmo humano impide que se pueda compartir algo cuando la meta es llegar a tener todo el poder, el placer o el tener.

En ello se nos va la vida personal y la vida misma del planeta pues la sed de tener, de placer y de poder son prácticamente ilimitadas en el mundo occidental

Surge entonces la exigencia de buscar la ubicación correcta de las personas frente a sí mismos, frente al otro, frente al mundo y frente a la trascendencia con la búsqueda de la “justa medida” en el ser, actuar, gozar… Por ejemplo, cómo conceptualizar en el mundo occidental el concepto de “ausencia de deseos, de exceso” que no necesariamente tenga sentido de escasez.

El diálogo entre culturas y el conocimiento recíproco del sentido de estas unidades de análisis pueden ser clave para un crecimiento y desarrollo que permitan al sujeto y a la humanidad caminar hacia la plenitud del proceso de “humanización”, un proyecto indefinible por naturaleza pero que exige atención urgente.

A nivel concreto y pedagógico podría ayudar una pregunta formulada así: ¿Qué le diría Siddharta Gautama a quien  en occidente, “desea” “anhela, “sueña” desesperadamente? Tal vez que si lo que busca es la “felicidad”, está caminando en una dirección equivocada.

Más que un sincretismo bárbaro, comparaciones indebidas o respuestas prefabricadas, la escucha atenta y el conocimiento y discernimiento profundos permitirán que se dé un proceso de transformación de la cultura y de un diálogo entre culturas que permita dejar a las nuevas generaciones un mundo mejor del que recibimos de nuestros antepasados.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Biblia de Jerusalén. (1975). Nueva edición totalmente revisada y anotada. Bilbao: Desclée de Brouwer.

Bourdieu P. (2015). La Distinción. Criterio y bases sociales del gusto. España: PenguinRandomHouse, 2015.

Díaz, Félix (s. f.) (Sri Deva Fénix). Recopilaciones. Cuentos y fábulas de Buda. Versión electrónica recuperada de: https://www.academia.edu/32210381/Cuentos_y_Fabulas_de_Buda

Díaz J. Gerardo, Ceballos Miriam, Pérez Gustavo. (2019). Reporte Final Mapa de Interpretación de la Cultura. Texto entregado al Departamento de Investigación de la Universidad de la Salle Bajío

García F. Roberto. Nāgārjuna y la Vía Media. Versión digital en PDF recuperada de: https://www.academia.edu/4677946/N%C4%81g%C4%81rjuna_y_la_V%C3%ADa_Media

GeertzGlifford. (s.f.). La interpretación de las culturas. Versión electrónica para el curso  de Filosofía de la Cultura (ITESM).

Giménez M. G. (2005) Teoría y análisis de la cultura. Volumen I. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Giménez M. G. (2007) Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. Colección Intersecciones 18. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ITESO.

Gómez F. Alfonso. (2008). Nagarjuna y la dialéctica del origen condicionado. En: PENSAMIENTO, vol. 64 (2008), núm. 242, pp. 865-887. Versión electrónica en PDF recuperada de: https://www.academia.edu/13149778/Hinduismo_tradici%C3%B3n_y_modernidad

Leontiev, Alexei. (1969). El Hombre y la cultura. En Martínez Roca, El hombre nuevo, Barcelona.

Peña, E. C. (2015). La motivación laboral como herramienta de gestión en las organizaciones empresariales. Madrid: Universidad Pontifica de Comillas. Versión electrónica recuperada de: https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/4152/TFG001138.pdf?sequence=1

Valderrama, B. (2010): Motivación inteligente, el impulso para lograr tus metas. Prentice Hall-Financial Times, Pearson.

Vygotski Lev S. (2015). Pensamiento y Lenguaje. México: Paidos.


[1] Ensayo conclusivo del curso: Filosofía y Religión de Asia, Tradición y representaciones contemporáneas. Presentado por: Gerardo Antonio Díaz Jiménez. 7 de mayo de 2020

[2] La expresión se refiere a una investigación académica del autor de este ensayo (Díaz, 2019) que analiza la cultura en relación con los conceptos y dinámicas en torno al “yo”, “el otro”, “el mundo” y la “trascendencia”.

El texto se encuentra en formato PDF y requiere unos 15 minutos de lectura… Quiere ser una provocación para ayudar a quien piensa que el «mucho» corresponde a lo «máximo».


Una respuesta a “LA JUSTA MEDIDA

  1. Interesante análisis. El diálogo intercultural se está dando a pasos agigantados gracias al Internet, sin embargo, dudo que en el mediano plazo la resultante sea un mundo mejor que el que heredamos. A propósito ¿Qué será un mundo mejor? Gracias por tu ensayo es muy reflexivo Gerardo, da para extender el diálogo. ¡Saludos!

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