Sin ninguna pretensión partidista. Dos minutos de lectura y espero mas de reflexión y acción para que nos pongamos algunas preguntas sobre la democracia.
Iniciemos con dos preguntas: ¿Qué tanto vale tu opinión en las decisiones que toma nuestro gobierno, en México y muchas otras naciones «democráticas»? Y la segunda: Si quieres que tu opinión cuente en las decisiones que nuestro gobierno toma, ¿qué puedes hacer?
Para la primera pregunta, a menos que nos seas diputado/a,Gobernador o Presidente a cualquier nivel, prácticamente la única opción en la que tu opinión tiene un peso decisivo, es tu voto. Lo ejerces generalmente cada tres años y ahí termina tu capacidad de decisión. El resto queda en manos de quienes la mayoría eligió.
No tenemos voz decisiva en ninguna otra decisión que se tome. Podrán aprobar o quitar leyes, permitir que se regulen nuevas situaciones, aumentar o disminuir el salario o el presupuesto y los ciudadanos «sin poder», no tenemos más que aceptar lo que se decida en el ámbito político correspondiente. (local, estatal o federal).
¿Qué opciones hay? En otros países existe una figura que se llama referendum que el diccionario de la RAE define así: Procedimiento por el que se someten al voto popular leyes o decisiones políticas con carácter decisorio o consultivo.
En la práctica el referendum puede funcionar así: cuando hay una situación que un grupo de personas considera muy importante y que no quiere dejarla en manos de los partidos políticos o de los diputados y senadores, se reúne un determinado número de firmas de ciudadanos y si este número se logra, el órgano de gobierno (Parlamento por ejemplo) ya no puede tomar la decisión por sí solo. Por hablar de un caso concreto, en Italia en las últimas décadas ha habido más de 70 votaciones de «referéndum». Así se han tomado las decisiones sobre el aborto, el divorcio, el financiamiento a los partidos políticos o la construcción de centrales nucleares. Se consulta directamente al pueblo que vota generalmente con un “sí” o un “no”.
En México no tenemos ni un solo instrumento (aparte del voto) para influir jurídicamente en una decisión que la autoridad tome. Claro que podemos expresar nuestra opinión y escribir cartas a nuestro diputado o presidente municipal, pero esta opinión, aunque tuviera la firma de millones de personas, no tendría absolutamente ningún peso jurídico. Las autoridades siguen siendo libres de decidir a su antojo.
No sé tú pero yo quiero recuperar mi voz en decisiones importantes.
¿Qué podemos hacer? Investiga quien es tu diputado/a; escríbele una carta en la que le expresas este deseo o tu opinión sobre temas específicos que se están debatiendo. Será un proceso lento… pero es tal vez el único camino para que la democracia sea más real. Así ejerces tu ciudadanía.
Sueño con mas participación directa. De momento lo único que puedo y debo hacer es ejercer ese derecho de expresarme con mi voto porque eso tendrá consecuencias directas para los próximos tres años, y en los intrincados caminos de la vida pública, mi voto será mi voz ante la sociedad. ¿Eres afónico o haces oír tu voz?
Gerardo A. Díaz J.